martes, 27 de septiembre de 2016




La toma de decisiones.


Lo niveles de decisión dentro de una organización tradicional están estrechamente vinculados con los niveles jerárquicos de las personas. Sin embargo, se ha comprobado que las personas con mayor jerarquía no necesariamente son las que conocen mejor los problemas operativos de las organizaciones, ni las decisiones individuales son las más creativas y eficaces. Actualmente existe la tendencia a dejar la capacidad de elegir las decisiones de mayor peso en manos de aquellos que enfrentan directamente los problemas.

Los pasos que generalmente se siguen en la toma de decisiones son:

1.    Determinar cuál es el sistema sobre el que se pretende establecer una decisión.

2.    Determinar quiénes serán idóneos para la toma de decisiones.

3.    Identificar las opciones o alternativas.

4.    Identificar los atributos u objetivos relevantes.

5.    Establecer algún mecanismo de ponderación de dichas alternativas.

6.    Elegir entre las alternativas aquella que mejor nos conducta a los objetivos propuestos.

7.    Verificar el impacto de la decisión tomada para identificar los posibles ajustes que se requiera instrumentar.

La toma de decisiones lógica y la toma de decisiones emocional.

Los sentimientos suelen bloquear en muchos casos una toma de decisiones adecuada, sin embargo, el doctor Antonio Damasio, neurólogo del Colegio de Medicina de la Universidad de lowa concluye que los sentimientos son indispensables para las decisiones racionales, ya que nos dirigen hacia la dirección adecuada, donde la lógica puede ser mejor utilizada.

El éxito en la vida laboral y familiar es para aquellas personas que son capaces de tomar las decisiones acertadas en todos esos campos, a partir de su habilidad para construir redes de apoyo a su alrededor las cuales, gracias a su aptitud para interrelacionarse y para manejar adecuadamente sus estados emocionales, les aseguran el apoyo de los demás en la búsqueda de sus objetivos.

La inteligencia emocional se basa en la habilidad de la persona para identifica sus propios estados emocionales, en la habilidad para manejarlos, para automotivarse, reconocer emociones en los demás y para establecer relaciones interpersonales. Utilizar adecuadamente estas habilidades resulta favorable en la aptitud de la persona para elegir consistentemente las mejores alternativas al tomar una decisión.

Técnicas para decidir.

Algunas técnicas para apoyar la toma de decisiones son:

1.    Entrevistas a expertos, considerados por su amplio o profundo conocimiento sobre un tema en particular.

2.    Análisis de tendencias, de manera estadística.

3.    La técnica Delphi. Presentar de a un grupo de expertos las posibles alternativas ante una situación determinada, sin tener acceso a comentar entre si sus puntos de vista en relación con las posibilidades de elección.

4.    La técnica TKJ, empleada para detectar posibles causas de los problemas, así como para proponer soluciones a los mismos.

5.    El árbol de decisiones. Consiste en diagramar los eventos posibles que se desencadenarían a partir de cada una de las alternativas que consideramos para solucionar un problema determinado.

Otros métodos empleados son: la jerarquización analítica, los diagramas de influencia, los análisis de sensibilidad, los modelos probabilísticos, la simulación de impacto cruzado, el método de Markowitz y los métodos de Fishburn.

Estilos comunes en la toma decisiones en las organizaciones.

Cada individuo toma decisiones de manera muy personal, pues para ello pone en juego sus capacidades, conocimientos y estilo personal de administrar. Los estilos se pueden agrupar de la siguiente manera:

1.    Autoritario. La persona de mayor jerarquía o poder en la organización o en una sección de ella es quien posee la facultad de decidir lo que se tiene que hacer.

2.    Administración participativa.

3.    Decisiones por mayoría.

4.    Cabildeo.

5.    Consenso o unanimidad.

6.    Concordancia. “Acuerdo de actitudes, sentimientos y corazones”. Reúne los siguientes criterios:

·         Las decisiones son tomadas por aquellos que conocen más y por quienes resultan afectados.

·         Todos tienen el mismo control y poder de voto y de veto sobre cualquier decisión.

·         Todos son totalmente honestos y abiertos acerca de lo que piensan y sienten.



Repercusiones psicológicas de los diferentes estilos de la toma de decisiones.

Métodos de la toma de decisiones más comunes esquematizando las repercusiones psicológicas de cada uno de ellos.

1.    Autoritario. Puede provocar resentimientos o desmotivación entre las personas que no coinciden con la decisión adoptada. Sin embargo, a algunas personas les proporciona seguridad al sentirse libres de responsabilidad y confiadas en un líder aparentemente fuerte.

2.    Administración participativa. Posible inconformidad y resistencia al cambio. Los integrantes se sienten tomados en cuenta.

3.    Decisiones por mayoría. Descontento de quienes su opinión no fue tomada en cuenta, puesto que se decidió algo, a pesar suyo.

4.    Cabildeo. Probabilidad de que se incrementen las luchas de poder y que varios interesados en decisiones diferentes se acerquen a los personajes poderosos para tratar de influir en las decisiones que puedan tomarse.

5.    Consenso o unanimidad. Se logra un compromiso firme por parte de todos los integrantes del grupo en la decisión que se adopta; sin embargo, puede prevalecer una falta de apertura al expresar las razones acerca del porqué se elige o no alguna alternativa, lo que prolonga y el tiempo para la toma de decisiones.

6.    Concordancia. Fortalece la capacidad de todos los participantes de la decisión, lo que les hace sentirse tomados en cuenta y con el poder y la responsabilidad suficientes para dirigir el rumbo de la organización.



El poder de decidir.

Cuando una persona es capaz de decidir sobre un aspecto determinado de su entorno o de su vida, su autoestima crece hasta proporcionarle una mayor seguridad acerca de su competencia. Esta sensación de ser competente repercute a la vez en tener una confianza mayor para realizar numerosas actividades que de otra manera la persona no se atrevería a realizar.

Una de las recomendaciones que debería seguir cualquier directivo que desee una organización poderosa es permitir que las decisiones sean tomadas en el nivel organizacional más bajo posible.


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